Permitidme que os cuente una experiencia, de entre tantas, que tuve en la
Feria del Libro de Madrid. El domingo por la mañana me dirigía a la caseta de
la librería Diálogos para firmar, y al pasar por detrás de las casetas me
encontré de sopetón con Antonio Muñoz Molina... Don Antonio estaba allí,
delante de mí, accesible, ¡humano! El reciente Premio Príncipe de Asturias de
las Letras estaba ahí... Después de unos segundos de duda, le dije
que quería saludarle, hablamos un rato..., bueno hablé durante un rato porque
él lo único que decía era...” muchas gracias, muchas gracias”, con una sonrisa
tímida, incluso estaba un poco ruborizado (no estoy muy segura de sí era
realmente por mi entusiasmo al hablar). Le di la enhorabuena por el Premio merecidísimo,
por su obra, agradecí profundamente su narrativa, sus novelas, sus ensayos, su
escritura, hablé como lectora voraz de sus obras, pero también como
aprendiz agradecida de su forma de hacer personajes, hilar historias,
descripciones…Y después de decirle que me dedicaba a este oficio me preguntó:
“¿Cuál es tú nombre?”, y se interesó por mis novelas. Sin quitarse de la boca
ese “muchas gracias” repetido y sincero.
Bueno, fue un lujo, llegué a mi caseta más nerviosa que un flan; me
esperaba un matrimonio que venía con su libro de Las tres heridas, que les
había gustado mucho, emocionados ellos y yo..., y ellos fueron testigos del
temblor de mis manos al firmar... temblor emocionado de ver a mi maestro...
Gracias don Antonio. Me quito el sombrero ante usted.